El arquetipo de la sombra

La sombra existe para el inconsciente colectivo. Desde siempre, en el ser humano se han podido observar comportamientos totalmente abominables desde el punto de vista moral. Estos actos hacen que se perciban partes de la historia de la humanidad con rubor.

La sombra y el inconsciente colectivo

Cuanto más vergonzosos y dignos de ser juzgados han sido estos actos, más fuerza han tomado en el inconsciente de cada individuo, a través del inconsciente colectivo.  El inconsciente es el conjunto de pensamientos, sentimientos, hechos, patrones conductuales, que se expresan a través de arquetipos. Cada uno de nosotros lo ha ido heredando a través de su sistema familiar. El sistema familiar es la representación más cercana y tangible, de nuestro pedacito de tarta del inconsciente colectivo.

No en todas las familias predomina el mismo tipo de sombra. Es muy común heredar un tipo de temperamento, como puede ser: la tendencia a la ira.  Tiene que ver con el temperamento predominante en cada familia. Y es el que mejor define cuál es el terreno más próspero para que la sombra crezca. Una vez la sombra toma fuerza, se disemina por el inconsciente de los descendientes.

¿De dónde parte la sombra?

Estas sombras son la máxima manifestación de todo el dolor y la oscuridad que proviene del inconsciente colectivo. Suelen proceder de hechos graves dentro del sistema familiar: asesinatos, violaciones, malos tratos, abusos sexuales…

Normalmente las sombras más densas no proceden de lo que ya se sabe, de lo que se ha contado. Sino que son el resultado de los sucesos que han permanecido en secreto, que nunca fueron dichos.

La persona que procede de este tipo de sistema familiar de origen suele tener una gran tendencia a las emociones negativas. El individuo lo describe como algo incontrolable para el.

Esta serie de sentimientos negativos, son tan fuertes y conflictivos, que el individuo se encuentra totalmente frustrado por su personalidad. Normalmente es el motivo por el cual pierde trabajos, y relaciones tanto familiares, como amistosas o de pareja.

Cuando la persona constela comienza a liberarse de este tipo de predisposición caracterológica. Es entonces cuando puede comenzar a manifestar de forma natural atributos positivos. Estos atributos le ayudan en su capacidad para comunicarse con el mundo.

La sombra es muy fácil de identificar en los demás, pero parece ser algo vergonzoso y digno de ocultar en uno mismo. Y precisamente por tratar de ocultarlo se muestra más. O bien lo identifican los demás en nosotros. O son los demás los que nos lo enseñan con sus acciones. Como si de un fiel espejo de nuestra propia personalidad, se tratara.

La sombra y las constelaciones

La sombra son todas las emociones negativas que residen en lo más profundo de nuestro interior. Habitualmente no queremos reconocer estas emociones y pensamientos.  Tratamos de evitarlos para poder seguir viéndonos a nosotros mismos como personas íntegras y buenas. Los sentimientos que suelen pertenecer a la sombra son: envidia, agresividad, culpabilidad, odio, manipulación, egocentrismo, codicia…

Jung describe a la sombra de la siguiente manera: “nuestro hermano de la oscuridad que aunque invisible forma parte de nuestra totalidad”.

Como seres humanos somos poseedores de estas naturalezas y las constelaciones familiares nos lo pueden revelar a partir del inconsciente colectivo.

Sanando en el inconsciente los hechos que producen la fuerza de la sombra podemos liberarnos de patrones que no son nuestros.

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StockSnap / Pixabay

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