¿El perdón es la salvación?

¿Cómo liberarnos del sufrimiento cuándo en nuestro interior todavía existe ira, rabia, tristeza, hacia personas que resultaron dañinas?  ¿De dónde proviene el perdón? ¿Cuál es la clave para poder perdonar de corazón? ¿Es realmente el perdón la llave de la sanación?

El perdón desde el consciente

Primera parte 

A un nivel práctico para poder perdonar se tiene que producir un hecho lo suficientemente ofensivo o dañino, como para que la persona que recibe el agravio pueda disculpar ese comportamiento deleznable. Es entonces cuando la persona ultrajada se coloca sin darse cuenta en una situación de superioridad. Ya que tiene que decidir a nivel mental y emocional si puede perdonar, o no.

En muchas ocasiones dependiendo de cuál sea la afrenta, perdonar puede no resultar fácil.

¿Cómo se puede perdonar que un padre abuse sexualmente de una hija?

¿Cómo eximir al asesino de un padre, por el cual el hijo se ve obligado a experimentar una vida de sufrimiento y penurias? ¿Puede la justicia compensar una pérdida que se experimenta cada día?

Hay hechos que son tan dolorosos que la persona que los sufre, se siente hundida mental, emocional y físicamente.

Y es entonces cuando la víctima padece una y otra vez a nivel mental y emocional. El acontecimiento doloroso que se vivió en el pasado, reaparece. A ésta repetición constante se le llama resentimiento. La persona acoge en su interior tanta rabia y tanta desesperación que continúa atrayendo situaciones muy parecidas. Con las mismas características y sensaciones. Siempre le conectan con el antiguo hecho.

Ante acontecimientos marcados por tanto dolor, si la persona perdona lo suele hacer de cara a los demás. Cuando alguien perdona lo imperdonable se convierte en una buena persona, y esto a nivel social es muy aceptado. La sinceridad ante el perdón es necesaria para el que perdona. Si el que perdona no es sincero, no acepta desde el corazón, no sirve de nada.

El perdón en el inconsciente

Vamos a poner un ejemplo de un caso que se repite muy a menudo en Mardeluz. Los hechos violentos que ocurrieron en muchos sistemas familiares durante la guerra civil.

El descendiente que ha heredado directamente el patrón de víctima, viene a tratar una situación de malos tratos físicos y psíquicos. Al llegar a la raíz del problema nos encontramos con que el abuelo corresponde a la dinámica de hechos violentos.

Le preguntamos a la persona que está realizando la terapia, si su abuelo estuvo en la guerra civil. Nos dice que le fueron a buscar a casa, y nunca más volvió. Ni siquiera saben dónde está enterrado. Esto supuso para la familia la ruina emocional y económica, por lo que éste hecho produjo un gran daño para todo el inconsciente familiar del paciente.

En muchos casos los familiares que vivieron el acontecimiento directamente, no están por la labor de perdonar. Lo que quieren en el mejor de los casos es recuperar lo que perdieron. Para empezar su dignidad. La dignidad es el derecho a tener una vida respetada, que sea tratada con equidad, con justicia.

Es a través de la aceptación de lo que ocurrió, cuando el inconsciente puede examinar otra perspectiva.

Por encima de lo que consideran correcto y real, del aprendizaje a través del dolor. Pueden entonces liberarse del juicio. Pueden contemplar el gran invento dañino que supone la necesidad de venganza hacia los enemigos.  Los ancestros comienzan a contemplar  la posibilidad de que se encuentran frente a otro ser humano, más allá de ideologías, géneros o razas. Es ante esa humanidad que el inconsciente familiar puede entender. Y aceptar.

La aceptación es el verdadero perdón. No es un acto desde la lógica. Se vive desde la certeza mental y emocional.

Solo así se da la verdadera liberación de lo que ocurrió en el inconsciente familiar, y por lo tanto en el descendiente. En última instancia es quien realiza el trabajo de crecimiento espiritual.

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