Cómo potenciar los negocios. El líder.

El verdadero líder es el que tiene la responsabilidad de que su empresa salga adelante. Podemos potenciar los negocios a través de las Constelaciones Familiares.

En el artículo anterior explicábamos los conceptos básicos de los patrones negativos del inconsciente. Son el conjunto de creencias propios y heredados, que impiden a las personas realizarse profesionalmente.

El líder.

Cuando los trabajadores de una empresa están descontentos, se respira un mal ambiente. Un ambiente negativo afecta al objetivo de los negocios y por lo tanto, a la implicación tanto consciente como inconsciente de los clientes. Los jefes son los encargados de crear un ambiente saludable en el trabajo, para que repercuta en la abundancia de la empresa, y esto debe ser algo prioritario para ellos.

Cuando en una empresa se dan problemáticas con el rendimiento de los trabajadores, o el ambiente que se respira en el trabajo, las causas pueden ser:

1) El propietario nunca está presente.

2) El dueño es de demasiado indolente con los trabajadores.

3) El jefe aplica la tiranía para dirigir el negocio.

La figura de autoridad

En todas las empresas la figura de autoridad, es determinante para el buen desarrollo laboral y de los negocios. En las constelaciones familiares que hemos realizado relacionadas con empresas, al equilibrar al propietario automáticamente se corrigen todas las alteraciones en el negocio.

Dentro de la empresa, el dueño, representa en jerarquía el mayor puesto en el escalafón. A través de él, siempre y cuando sea el fundador, se construye el objetivo.

El objetivo es la dirección con la que se mueve la energía para llegar a un destino próspero.

El jefe debe ser el pilar a través del cual se levante la empresa.

Para que una empresa tenga garantías de triunfar es necesario que la máxima figura de autoridad sea un líder. Un líder es aquel que promueve un ejemplo a seguir, y que lo acompaña de acciones, y por lo tanto genera una implicación emocional positiva con sus trabajadores, que les lleva a tomar la responsabilidad sobre su trabajo.

Siempre contempla la parte humana y es comprensivo.

El líder adora su profesión, da igual cuál sea ésta, y es capaz de transmitir ese amor tanto a sus asalariados, como a sus clientes.

Un líder predica lo que hace. Da muestras a sus seguidores de que se puede confiar en él. Es el primero en llegar y el último en irse, y nunca exige nada a nadie que él no haría.

Veamos un ejemplo:

Uno de los mayores líderes que ha dado la historia ha sido Mahatma Gandhi.

En una ocasión le fue a ver una madre muy preocupada por su hijo, ya que éste tenía diabetes. Le pidió por favor que hablara con su hijo y le recomendara que no comiera azúcares.

Gandhi le dijo que volviera en dos semanas. Pasadas las dos semanas madre e hijo se presentaron ante él.

Gandhi le dijo: -No comas azúcar.

La madre muy sorprendida le dijo: -¿Para esto hemos tenido que esperar dos semanas?

Y Gandhi le respondió: -Para decírselo primero tenía que dejar de comer azúcar yo.

El líder en la empresa tiene que saber cuándo motivar y cuándo establecer unos límites, y para que esos límites sean aceptados con confianza, sin miedo, tienen que estar basados en la justicia, y en el respeto.

Nadie es un líder buscando el reconocimiento de los demás. Nadie se convierte en un líder para que los demás le sigan y le reconozcan como a un líder.

Un líder tiene confianza en sí mismo, y aunque valora la opinión de los demás, le importa muy poco el reconocimiento de los demás, porque es él quien se reconoce a sí mismo.

El líder se deja llevar por la motivación de su ideal, e intenta que haya una correspondencia sana entre la mente y el corazón.

El trabajo con los límites

Para que un jefe se convierta en un líder tiene que reconciliar en su interior, lo que representa la autoridad para él, ya que cualquier tipo de problema con éste aspecto, se va a manifestar en el equilibrio de los límites que ponga a sus trabajadores.

La forma más rápida y efectiva es a través de las constelaciones familiares, ya que van a trabajar directamente con el inconsciente sanando los desequilibrios que existan en él, relacionados con la forma en que la persona recibió la autoridad.

Si los límites fueron demasiados duros, la persona va a ser rígida e intolerante, con un predominio exagerado de la auto-exigencia. Se exige a sí misma hasta la extenuación, y también a los demás. El perfeccionismo llevado al extremo, es un síntoma inequívoco de falta de seguridad.

Si por el contrario la persona no recibió límites, ya que sus propios padres no los tenían, o fue sobre protegido, entonces la persona suele ser completamente negligente en cuánto a sus responsabilidades.
La sanación de los límites, establecerlos desde la confianza, el amor y el respeto, permiten a la persona tomar la responsabilidad sobre la propia vida, y las de los demás. Permite respetar y ser respetado, porque todo lo que damos externamente, nos lo damos a nosotros mismos. Al corregir este aspecto la relación del individuo con sus propios límites y con la relación con sus trabajadores, mejora automáticamente.

Un jefe que sepa establecer un correcto equilibrio entre los límites y la comprensión, el apoyo y el respeto a sus trabajadores es un seguro para las ganancias de la empresa, es un líder.

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